Mis últimos días en Nairobi fueron buenos, aunque pasaron
algunas cosillas en Kibera que hicieron replantearme el programa de
voluntariado. Sé que los programas de voluntariado son una fuente de ingresos
para las asociaciones y ONGs pero, personalmente no lo llevaría a cabo en
Kibera por un tema de seguridad. Incluso a veces me gustaría eliminar el propio
programa de voluntariado en Molo porque a menudo traen más inconvenientes que
beneficios para la comunidad y son una carga de trabajo para los locales, pero
actualmente es una fuente de financiación para los proyectos y es difícil dejar
dichos programas a un lado.
En Kibera, en Slumsoka concretamente, queda mucho por hacer
todavía y creo que la Fundación Cronos debería centrar su apoyo en este
programa durante un tiempo para poder mejorar las condiciones y, después de
unos meses o años, dejar que camine solo.
Hablando de caminar… Caminar por Kibera no es fácil a veces.
Las calles “anchas” de golpe se convierten en calles estrechas con barro y agua
con desechos, moscas, agujeros… En Kibera acostumbro a seguir a Calvin que camina
por sus calles como si levitara pero muchas veces me sentía como el Albert Om
en el programa “El Convidat” cuando seguía a Kilian Jornet por la nieve (el
segundo caminando como si la nieve fuera asfalto y el primero tropezando y
metiendo los pies donde no debe…).
Dejé Kibera y Nairobi el 2 de marzo ya que llegaron mi amiga
Tiziana con su amiga Maria Vittoria a pasar una semana en Molo. Las fui a
recoger y nos encaminamos a Nakuru y de allí a Molo. Al día siguiente se nos
unieron dos voluntarios más de Pamplona, Sara e Igor y, junto con Jason, un
chico americano de 19 años familiar “político” de Lucy y Samuel, estuvimos toda
la semana en el colegio y el orfanato sin parar.
El fin de semana pasado las dos italianas y los dos
pamplonicas se fueron de safari y llegó Fernando, un voluntario de Burgos.
Tiziana y Maria Vittoria ya se han ido y aquí seguimos los demás.
Me ha encantado volver a ver a mis niños, sobre todo a los
del orfanato. Daddy está para comérselo a besos. Pasé una noche en el orfanato
y me di cuenta que aún hay muchas cosas por hacer y por mejorar.
Ayer estuve en Kericho con Lucy y Samuel, fuimos a visitar
dos orfanatos. Es bueno conocer otras realidades y otras maneras de trabajar
para coger ideas y aportarlas a los otros proyectos.
Hoy me voy a Nakuru a pasar la semana con Susan hasta el
domingo. El lunes que viene llega Calvin a Molo a quedarse durante 5 días y el
fin de semana nos vamos otra vez a Kakamega y a Wawidhi a ver cómo van los
trámites para iniciar la construcción del pozo.
Como veis no paro, voy para arriba y para abajo todo el día.
El viernes pasado estuve con fiebre y anginas así que ese fin de semana descansé
para poder coger fuerzas y seguir trabajando. El domingo ya estaba totalmente
recuperada.
Pues nada, me queda aquí un mes y tres días… El tiempo va
pasando sin que una se de casi cuenta, pero bueno, aún estoy aquí así que no
voy a pensar en el tiempo que me queda.
Por cierto, Peninah, la mujer de Patrick, se ha convertido
en toda una experta cocinera de tortilla de patatas. La pobre ha tenido que
aprender de mí (una pésima cocinera) pero con una que hice en su casa ya tuvo
suficiente para ir haciendo e invitando a sus amigos y familiares. Dentro de
poco… ¡restaurante español en Nairobi!
Estás realizando una labor difícil y apasionante, humanitaria y altruista, que seguramente les aportará tanto a ellos como a ti misma. Cuidate mucho para no enfermar y aléjate de lo que consideres peligroso. Y por supuesto, sigue postando, que es la manera de que podamos compartirlo contigo. Un besote!
ReplyDeleteGracias cuchi! Por cierto... quién eres?
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